martes, 15 de marzo de 2011


Audiencia del 14 de Marzo

Estudiante, soldado y víctima

Valioso por lo inesperado y exhaustivo fue el testimonio del agrimensor Eduardo Argentino Morales, testigo general aportado por el MEDH, en el juicio por delitos de Lesa Humanidad. Precisó información relevante acerca de la operatividad de los grupos de tareas, reconoció a represores del D2 y confirmó los abusos a una detenida de ese CCD.

Cerca del mediodía del sábado 12 de junio de 1.976, Eduardo Morales fue detenido con su compañero Martínez, por tres personas armadas sin uniforme frente a su domicilio de calle Avellaneda de Ciudad, allanado 48 horas antes y en conocimiento de un suboficial. Esa fatídica e irónica mañana Morales volvía a ser civil ya que acababa de concluir la proscripción por el servicio militar y le habían entregado la libreta de enrolamiento y el certificado de “buen soldado”. Trasladado al D2, inicia un periplo de casi dos años por las mazmorras de la dictadura, hasta su liberación en mayo de 1.978. Además de los 4 meses en el D2, estuvo preso en las comisarías 1ª y 9ª, en la Penitenciaría provincial y en La Plata. A pesar de que se encontraba a disposición del Consejo de Guerra, nunca conoció cuál fue su condena.

Interrogado por el Ejército, torturado por la Policía

En el D2, Morales, desnudo, vendado, atado sobre un banco y gritando el nombre del Teniente Coronel Cheró (superior suyo durante la proscripción) recibe el primero de tres interrogatorios con torturas. Recibió golpes, “submarinos” y simulacros de fusilamiento en averiguaciones de contrainteligencia (chapas, nombres y relaciones del VIII Comando de Infantería) y sobre conocidos (Isabel Navarro, Emilio Vernet).
Desde su calabozo pudo divisar los frecuentes abusos que “Mechón blanco” infligió a Rosa Gómez. También recordó a Marcelo Moroy (Sérpico) y “Facundo”, entre los torturadores. Además, en el posterior reconocimiento fotográfico identificó a otros represores, Juan Antonio Serrano y Mario Torres (Caballo loco) y a los desaparecidos por ese Centro Clandestino, Alfredo Escames, Gustavo Suárez y Gisela Tenembaum.

Morales deja de cursar en la UTN a fines de 1.974. Como militante de la Agrupación Universitaria Nacional (Frente de Izquierda Popular), delegado y partícipe en la creación del comedor universitario, brindó un panorama de los grupos de extrema derecha que confeccionaban listas de estudiantes “subversivos” y atentaban contra las organizaciones gremiales y estudiantiles. Se sospechaba de personas que eran servicios: Roberto “Pato” Lucas, Fredy “Amorfo” Fernández, Seijoo y Paul Burlot, todos de la Concertación Nacional Universitaria. A fines del 74 ya con Seijoo como Decano, unos 20 estudiantes de la UTN fueron intimidados por tres matones de la CNU en el sindicato de Gráficos, donde una semana después explotaría una bomba. Sobre Guillermo Amstutz dijo que integraba el peronismo de derecha pero más atenuado, en la Línea Nacional.
Desde abril de 1.975 hasta el día de su secuestro, Morales debió realizar por prórroga el servicio militar en el 8º Comando de Infantería de Montaña, mayormente como escribiente. Esta condición, que paradójicamente sería su condena, le permite hoy dar detalles internos y datos desconocidos sobre el accionar represivo:
Sobre el 8º Comando de Infantería de Montaña dijo que los despachos de Maradona y de Yapur (máximas autoridades) se encontraban en el primer piso y eran de acceso muy restringido. Reconoció al Teniente Coronel Dopazo, a Gomez Saá, a Paulino Furió y al sargento Pagela como miembros de Inteligencia. Participó de algunos operativos con cortes de calles e ingresos de soldados armados a los colectivos de línea en busca de indocumentados. Al mando estaban el Capitán Dip y el Teniente Coronel Landa Morón. Agregó que ingresaban falcon sin identificación y que en octubre del 75 fueron enviados soldados a Tucumán.
El 23 de marzo ya sabían en el Comando del golpe en ciernes. La noche del 24 acompaña armado al suboficial Gatica a notificar a un legislador sobre su detención. En otra oportunidad condujo al Capitán Dip al traslado de un detenido hasta el Liceo, repleto de prisioneros, y en la vuelta por la Compañía de Comando de Servicio vio más presos en una dependencia. Posterior al golpe tuvo indicios de que en el Comando se produjo una reunión entre autoridades del Ejército, la Aeronáutica y Santuccione.
En abril fue enviado al D2 a llevar unos papeles con la firma del Tte. Cnel. Cheró y alcanzó a leer tres nombres, muy posiblemente de secuestrados que pasaban al D2. Allí escucha por primera vez el tono particular del “Porteño”. La segunda vez sería bajo tortura.

Dueño de una gran memoria, Morales se mostró lúcido, detallista, y abierto a las requisitorias del Tribunal. Y por momentos visiblemente conmocionado: “espero que mi testimonio sirva de algo, por tantos amigos desaparecidos y asesinados.”

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